"El Canpín"

Pasó por delante de la caravana con una pequeña barca inchable en una mano y con su nieta, Alicia, en la otra. Su pelo canoso, peinado hacia atrás, su fino bigote y sus nerviosos andares anticipaban que era un hombre en forma, a pesar de sus 77 años. Se detuvo a hablar con los niños, algo sobre la playa les comentó. En ese mismo momento supe que don José Sánchez, era una de esas personas que por sus particularidades entran en la categoría de personajes, y en su caso, casi de personajes históricos. Hijo de sevillanos creo, pero nacido en Ceuta, emigró junto a sus padres a Marruecos con apenas 7 años. Allí aprendió el oficio de carpintero ebanista y conoció a su mujer, también ceutí. Cuando Marruecos logró su plena autonomía, aseguró que si alguna vez debía someterse a la maneras de otro país lo haría por uno superior al suyo, y no por uno inferior. Supongo que esta mentalidad se le puede perdonar a un hombre que vivió, o que sufrió, aquellos tiempos. Así que emigró a Suiza donde no tuvo fortuna y finalmente a Francia. París no le gustó, demasiado oscuro, y finalmente se instaló en Marsella, dónde hizo su vida junto a sus cuatro hijos y ahora sus once nietos.

Fué don Jose quien esa misma tarde dio la voz de alarma cuando Marcos se perdió.

Avanzaba por aquí con la moto -dijo con su peculiar acento sevillano afrancesado- !miren en el mini golfo¡ (mini golf).

Diversas charlas sucedieron a estos primeros encuentros durante los cuatro días que estuvimos en Rosas, a veces cuando nos cruzábamos camino del baño, a veces tomando una cerveza. Un amable personaje que nos entretuvo con sus historias y del que algo aprendimos sobre la vida en el camping, o como dice él, "el canpín". -Ya verás, te gustará el campín- decía.

Dado que esta semana por la Costa Brava fue nuestra primera experiencia familiar con la caravana en el camping nosotros practicaremos de ahora en adelante..."el canpín".