martes, 21 de diciembre de 2010

Hasta pronto, maestra.

Quisiera aludir en esta entrada a alguien con quien he compartido profesión los últimos meses. 
Quisiera aludirla como señora, pero no será de su gusto. No al menos en su acepción de persona respetable que ya no es joven. Quizá  lo acepte como cortesía que se aplica a una persona independientemente de su condición.
Quisiera aludirla como generosa, pero tampoco será de su gusto. No al menos en su acepción de persona que obra con magnanimidad y nobleza de ánimo. Quizá acepte el cumplido si lo utilizo en su acepción de persona liberal.
Quisiera aludirla como consecuente, ya sabéis, persona cuya conducta guarda correspondencia con los principios que procesa. Pero como su modestia tampoco aceptará este agasajo, lo enmascararé como que su despacho era el consecuente al mío.
Quisiera aludirla también como trabajadora, amable y leal. 
Quisiera aludirla hasta junio, y hasta otro junio después.
Pero como sé que unas alusiones no son de su agrado, y otras no son posibles, simplemente la aludiré como maestra. Maestra con vocación, maestra con devoción.
Hasta pronto, maestra.

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